1.
Lo primero que debe saber es que, para cacerolear,
si no se está lo que en política dura llaman arrecho, eso va a terminar siendo una
tocaíta solitaria de paila sin trascendencia alguna. Es probable que si usted
está muy, muy disgustado, otros 7.302.641 de ciudadanos –y hasta más- lo estén
también, ese es el momento de hacer bulla.
2.
Acumule lo escuchado durante el día. Todo: arbitrariedades
de presidentes(tas) de tribunales; desafueros de fiscalas(los, les); mentiras de
ministros(tras); vaivenes de organismos(mas) electorales; contradicciones
lacrimosas de Ilegítimos; desenfrenos de diputadas(dos), en fin, cada
barbaridad, cada desatino, todo disparate que lea y vea, guárdeselo ahí, entre
el cerebro y la muñeca. Nunca en el corazón.
3.
El éxito de un buen caceroleo –y en consecuencia
de un estupendo cacerolazo- está en el movimiento de la muñeca, como en el
juego de bolas criollas. No se ponga a darle a esa perola con todo el cuerpo
porque va a terminar choreto, cansado e impedido para cumplir su tarea al día
siguiente. Quizás no suene tan duro pero va a aguantar bastante y en esta
actividad priva la duración sobre los decibeles. Recuerde que usted integra una
entidad que gana presencia por acumulación de ruido. Haga la prueba, sólo movimiento
de muñeca: Afuera impulso, adentro ¡clan! Afuera impulso, adentro ¡taca! Verá
que con esta técnica el cambio de mano por cansancio es casi innecesario.
4.
Se vale gritar, eso anima bastante. Cuídese de vociferar
insultos para no enrarecer el ambiente gozón del cacerolazo. Piense en palabras
preferiblemente cortas, contundentes y que terminen en vocal para que pueda
arrastrar la última sílaba y aumentar el impacto, Ej: ¡Baluuuurdooo! o ¡No me
la caaalooo!, ¡Mentirooosooos!, ¡Trampooosaaa!, ¡Auditoríaaa! y cosas así. Ya
para el cierre queda muy lucido aullar ¡Ataca Flacooo!
5.
Herramientas de reciente incorporación son los
chiflidos y las vuvuzelas (que suenan que espantan, me encantan). Bien
distribuidos en el vecindario (tanto chifladores como cornetas) le dan otra
dimensión a la protesta.
6.
Dele a lo que sea mientras sea material, suyo y
suene (es decir, no le pegue al suegro). A nadie le importa cuántas pailas
destroza, recuerde que es una protesta ciudadana y pacífica y pública privada.
Una ollita de aluminio con destornillador o un tobo plástico con cuchara de
palo sólo van a enriquecer ese concierto de quejas.
7.
No se deje apabullar por el lanzamiento de
fuegos artificiales, cohetones y otros artilugios explosivos. Esas son cosas
del culillo; caras sí, carísimas, por eso deben convertirse en alimento de la
rabia para seguir en el taca-taca. Cada vez que explote un cohetón usted tiene
que pensar en cuántos cuadernos se podrían comprar con lo que costó y ¡clan,
clan clan…! Cada vez que se ilumine el cielo con una serie de fuegos
artificiales calcule cuántas diálisis se hubieran podido realizar con ese dinero,
cuántos tratamientos a niños con cáncer, camas de hospital, recuperación de
cárceles, escuelas y ¡taca taca taca...! Calcule el despilfarro del régimen
queriendo acallar la protesta lanzando desde edificios del gobierno y dele a
esa olla con furor. Todo el ruido que hagan explotando el cielo no va a acallarles
la miseria que vive en ellos.
8.
Puede vivificar la actividad sirviéndose un
traguito, total, no va a manejar.
9.
Ponga música, baile, está en nuestra esencia
protestar cantando. Hay temas muy apropiados y este https://soundcloud.com/search?q=mentira%20fresca
se ha convertido en favorito de la temporada.
10. Termine
cada jornada diciendo: “¡Toma tu tomate! Hoy te cacerolié más que ayer y menos que mañana”. Y no olvide que así
como no se puede oprimir en nombre de los oprimidos, tampoco se puede
cacerolear en nombre del caceroleado. ¡Faltaba más!
@AnaBlackLl