martes, 29 de abril de 2008

Pan, corazón y circo




Nunca es tarde cuando la dicha es buena, dicen que dicen. Y si esa dicha viene respaldada por unos 65 milloncejos de los fuertes pues, más que dicha, pasa de inmediato a ser regocijo, de ahí a jolgorio, de jolgorio a pachanga, de ahí a rumba pareja -whisky, carros, viajes- y , al final, agua.

Diez años después de acometida la revolución bonitaaa y estrenado este gobierno bolivariano antimperialistafascistasesinos, nos presentan ¡por fin! un plan cultural. Extraordinario claro, porque –no sólo aparece diez años después- sino que, para su ejecución requirió de la importación de una rumba de payasos cubanos para entrenar a (lo que ellos llaman) “80 facilitadores que saldrán a las zonas populares y barriadas del país para captar talentos y formar a otros facilitadores” (ABN 16/04/08). El ministro Po Pop para la Cultura, Francisco Sesto, manifestó que más que obtener un certificado, “los talleristas van a construir una revolución que está haciendo historia”. Los graduados –venezolanos- recibieron de los instructores –cubanos- formación en danza, teatro, música, patrimonio, historia local, artes plásticas y literatura, para emprender la tarea de sumergirse en las zonas populares en la búsqueda de creadores en potencia.

La Misión Cultura Corazón Adentro, estrenará este domingo 27 en el Poliedro de Caracas, la primera temporada del Gran Circo Corazón Adentro, un evento circense que se extenderá por todo el país.

Yo entiendo un trío de cosas aquí:

1. Que los facilitadores culturales cubanos a lo que vinieron fue –de nuevo- a oficializar nuestra miseria mientras resuelven la de ellos. Deduzco que su misión esta vez era reunir a esa cantidad de muchachitos realengos que (sobre)viven haciendo malabarismos en el tráfico y con el tráfico de nuestras ciudades, darles valiosas herramientas saltimbánquicas, uno que otro truco de prestidigitación y, como por arte de magia, hacerles creer que están aprendiendo habilidades que los van a ubicar como vencedores en el competitivo siglo XXI ¡Abra cadabra! Ya con la bendición impartida –como siempre- desde un escenario (grandiosa paradoja), pueden los muchachos seguir pidiendo limosna y exponiendo su indigencia porque ahora no son mendigos ¡son talentos!

2. Lo dijo el Ministro: “Además, estos participantes son multiplicadores, seremos cientos, miles, decenas de miles, cientos de miles y millones de personas compenetradas en la Misión Cultura Corazón Adentro”. O sea, con esta cadena de facilitadores captando talentos que a su vez se convertirán en facilitadores caza talentos, seremos millones empeñados en convertir al país entero en una gloriosa payasada endógena.

3. Que los payasos de aquí son tan chimbos que no sirven ni para construir una revolución que ya lleva diez años en construcción.

Truco o cuento ¡Venceremos!

domingo, 20 de abril de 2008

Bendito Licor bendito

Ana Black

Publicado en: Código de barra
http://codigodebarra-revista.blogspot.com/



La barra se inventó para el despecho.
Nadie que esté contento, enamorado, así como flotando en una nube o, en el peor de los mejores casos, en estado anímico vegetativo se va a encerrar a beber por horas en un lugar oscuro y retirado, sentado solo en un taburete incomodísimo, a verle la cara a un señor que lleva décadas cobrando quince y último –¡estará harto, pobrecito!- por servirle tragos a gente que llega agobiada, atormentada y con necesidad de contarle a alguien la razón de sus pesares. Esa necedad la comete sólo un despechado o un borracho consuetudinario amante del deporte por TV. Más nadie. Hasta los irlandeses, precursores del mostrador en los bares (y de los mismos bares) tuvieron la cautela de separar la zona de la diversión de la del despecho. –The hoof! (o sea, ¡la pezuña!)- dijeron y pusieron la barra aquí, y allá, bien lejos, en la pared del frente, la diana, los dardos y la mesita para poner la cerveza. Sufridos allá, emocionalmente apañados aquí.
¿Quién ha visto a alguien lanzando dardos a moco tendido? Nadie. Como tampoco nadie aúpa a su equipo favorito con el corazón partío ¿o sí? Despechado es como mujer embarazada del primer hijo: monotemático. En consecuencia necesita de un público cautivo (que en el caso de las barrigonas, como lo primero que perdemos es el pudor, puede ser cualquiera) y ¿quién es el pobrecito que, por meras razones laborales, está siempre preso tras una barra y para su mayor desgracia con una botella en la mano y una bolsa de papas fritas en la otra? ¡Salve, oh, cantinero! Ya nos ocuparemos de ti en próximas entregas.
Aún así, en todas las barras, sin importar cuántos monitores transmitiendo un juego haya ni cuántas anfitrionas semi vestidas estén promocionando la rifa de una botella de Casillero del diablo, siempre, siempre hay un rincón desocupado, un par de taburetes en los que nadie se sienta y un cenicero que nadie osa ensuciar; es como un reservado -pero abierto- a quien más lo necesite; como un altarcito para el sufrido: la esquina de quien llega a ese lugar umbrío buscando dónde ahogar sus penas y una prudente alma amiga que sepa entender su dolor, o sea: caña y quien lo oiga.
A esos me quiero dedicar, a todos aquellos dolores, tristezas, guayabos, quebrantos, desgarros musculares cardíacos que han inspirado al bolero, la ranchera, el tango, en fin, esa música nacida del despecho y hecha para ser oída abrazados a una barra y aferrados a una botella de… Licor bendito



miércoles, 16 de abril de 2008

Medallas para todos

Ana Black



Los deportistas del mundo están que no caben en sí -ni en fa- (o brincando en una pata) con la emoción que les ha generado la decisión del gobierno revolucionario, antimperialistafascistasasesinos, socialista, afrodescendiente, indígena, endógeno, bolivariano en relación a la conducta que deben seguir –en lo adelante- los deportistas nacidos en esta tierra que dentro de poco no vamos a saber cómo es que se llama, así es que aprovechemos mientras todavía se le sigue diciendo Venezuela.
Según el decreto(ta):
• Toda(do) deportista y deportisto bolivariana(o) y socialista o socialisto debe ser entrenada(do) para la participación, nunca, ¡JAMÁS! para competir, mucho menos para ganar.
• Toda(do) deportisto y deportista bolivariano(a) que, estando en plena competencia, vea que un hermano competidor(a), ¡sea del país que sea! (menos del Imperio, clarostá) intenta ganarle, debe permitírselo sin que le quede nada por dentro… como no sea el mero mero orgullo socialista (o).
• Cada vez que un deportista etc. pierda, perdón, no logre sus objetivos, debe ser aclamado con vítores, aplausos(as), silbidos(as) y –de ser posible la ola- por todos sus compañeros(as) de equipo(pa) como si hubiera ganado (¡guácatela!) la competencia sobradísimo(ma). Un ejemplo de consigna para vociferar en estos casos: “¡Tranquilo, hermano, quelque gana es un gusano!”.
• A cada deportisto y deportista se le entregará una pastillita de Nervocalm quince minutos o media hora antes de la hora de la premiación.
• Una vez encaramado en el podio, al atleta ganador le queda terminantemente prohibido sonreír, hinchar el pecho o conmoverse al escuchar las gloriosas notas de nuestro himno nacional, que todavía no es bolivariano pero pronto lo será, no desesperéis. Al contrario, debe bajar la vista y mantenerse así hasta que termine el acto, cuantimás podrá cruzar alguna mirada cómplice con otros compatriotas que sepan lo que viene.
• Después de la premiación, a cada deportista bolivariano ¡her-ma-no! que haya recibido una medalla, sea de oro, plata o bronce, ¡recordemos que somos socialistas y aquí no hay diferencias! se le indicará el camino a la caja donde deberá depositar las medallas que haya ganando.
• Al terminar las olimpiadas, se invitará a todos los compañeros(as) atletas(tos ¡cof, cof!) del mundo (menos los imperialistas y colombianos) a participar en la repartición de medallas bolivarianas que harán nuestros deportistas en orgullosa demostración del justo lugar que tiene la perversa competitividad en los elevados valores bolivarianos.

sábado, 12 de abril de 2008

¿Yo quiero tener un millón de amigos?

Ana Black



Yo lo sospechaba. Algo me decía que no lo hiciera. La vocecilla, esa a la que nunca le hago caso para después arrepentirme, me lo gritaba un promedio de siete veces al día: “¡NO!. ¡No lo aceptes! ¡Elimínalo! ¡Ignóralo al menos pero, no caigas en esa provocación! ¡¡¡Te vas a arrepentir te lo digo desde ya!!!”. Y aguanté hasta donde pude, más bien hasta que el ocio de semana santa dejó de ser frívolo compañero para convertirse en pérfido consejero. Cedí ante los persistentes requiebros y acepté una –una solita- solicitud de amistad, nada más que una para ver cómo era el asunto que tenía enloquecida tres cuartas partes de la humanidad, al menos de la humanidad que yo conozco. Ha sido el acto de desobediencia cibernética que más caro he pagado; por ese sutil movimiento de dedo, por ese click complaciente e irreflexivo, mi vida cambió… ¿Para bien? ¿Para mal? No lo sé todavía, sólo puedo decir que la transformación es definitiva o hasta que decida hacer el mismo click pero pa´tras, o sea, eliminar esta aplicación de mi computadora para siempre jamás.
Todo un mundo (raro) se abrió ante mi. Pasito a pasito fui entendiendo, clicksito a clicksito descubriendo. Empezaron a aparecer, como por arte de ciber magia, amigas del colegio, vecinas de la infancia, compañeros de la universidad. Y ¡Ay, que dicha! –como diría mi amiga Ana Carlota- encontré a Fulana, descubrí a Mengano. ¡zutano no se había muerto! De pronto, cada treinta y siete segundos llegaba una nueva solicitud de amistad a mi buzón y en desbocada carrera por ver quién era aceptado llegaron ex alumnos, primos lejanos, tíos cercanos, amigos de mi hija, compadres perdidos, ahijadas olvidadas, amores incurables, malos recuerdos, divinas evocaciones, romances suspendidos, personas olvidadas, desconocidos simulados que juran que me conocen y, si no a mí, al menos a tres de mis amigos. “¿Y cómo lo saben?” pregunto asombrada. “¡Porque lo ven en tu lista, Má y te roban los amigos” responde Marisabidilla desde su mundo paralelo, es decir, el ipod.
Pero seguí. Cuando me llegó el primer Best wishes me conmoví y se lo devolví como siete veces a la misma persona porque no entendía cómo funcionaba. Dejé de hacer el mismo envío cuando me distrajeron dos solicitudes de Candy bars, una de Heart y cuatro de Kiss or hug. Quise responder con una picardía a esta última solicitud y a una sola persona pero, cuando me di cuenta, se lo estaba mandando a las treinta y cuatro almas que para el momento conformaban mi lista, en mi desesperación pinché y pinché y pinché para ver si se detenía el envío y –comprobé después- lo único que había logrado había sido que cada persona, incluida mi cándida y tierna sobrinita, recibiera el mensaje unas cinco veces… como por no dejar, pues. No había terminado de lamentar el suceso cuando entraron dos solicitudes para Good karma y una invitación de grupo. Como todavía era semana santa y no había divisado el horizonte de eventos, llena de entusiasmo abría cada solicitud y a todas decía, plena de entusiasmo: ¡muérete que yes! Y me siguieron llegando, siempre en inglés 1 invitación a descubrir qué color soy, 3 para averiguar qué tipo de sexo soy (sí, lo mismo dije yo: ¿?), 2 para el tipo de bebida (idem), 2 solicitudes a Movies, 3 de regalos de Louis Vuitton, 1 solicitud de vampiros, otra a speed racing, 6 de abrazos, 1 de My beautiful friends, 3 de Kiss kiss (así, por partida doble, de una), 1 a Sexual personality y otra solicitud a cumpleaños, como si eso se diera así no más. Llegaron por miles solicitudes de café, chocolates, matas, regalos, flores, a Love y a You are special, a Fengshui, muñecos de peluche, zapatos exóticos, galletas y, por fortuna, sólo una ración de Hashish. Solicitudes a definirme y a responder si fulano es sexy, o mengano se ve bien. Más karmas y besos y abrazos y ángeles y una repentina invitación a algo con vampiros. Recibo respuestas a comentarios que nunca hice y Aileen me regaña porque no le respondí al relato de vida que jura que me escribió y yo juro ¡por este puñao e cruces! jamás encontré. Un señor, a quien no conozco pero que es amigo como de quince de mi lista, me manda un par de rosas rojas y me pide el empate, sí, en inglés. Los varones piden que les enseñemos las lolas pero ellos no hacen ni el más mínimo intento por enseñarnos elqueteconté. Mi buzón se sigue llenando con avisos de solicitudes, con solicitudes de permisos y con permisos concedidos.
Entonces, comprendí el verdadero significado del vocablo “vorágine”. El mismo amable mundo que un par de días atrás se había abierto ante mí, degeneró en una especie de hueco negro que, instalado en la pantalla, empezó a succionarme, bueno, no a mí, a mi mente y mis ideas y mi autonomía mental y caí en lo que los astrónomos llaman un horizonte de eventos*.
Ya para este momento llevaba tres días pegada a la computadora veinte de las escasas veinticuatro que traen mis días, la lista de amigos había crecido a noventa y tres y me estaba poniendo nerviosa no poder atenderlos a todos como se merecen. Quise enviar una musiquita de mi archivo y no pude. Caí en la trampa ególatra de averiguar para quién soy importante y, una de dos, o no lo supe hacer o a nadie le importa un cuerno si existo o no. El test de en qué país debería haber nacido, me dio como resultado que ¡en China! y el otro para ver qué fui en otra vida me dijo que una mosca. ¡Coño, no hay derecho!
Con gran entusiasmo acepté jugar Scramble (un híbrido entre Scrabble y Boogle) pero, cuando vi que en su versión en español rechazaban palabras como sufridas, días y penas pero aceptaban vainas como agreta, verge, vueso y alcea pegué la carrera cibernética y, mi amor, más nunca. Le acepté una matica a una amiga querida que, tan bella, tan delicada tuvo ese gesto y me estoy volviendo loca porque ahora tengo que estar regando un jardín que aumenta cada día pero, a la vez, cada día muere porque parece que la idea es que todos contra todos nos mandemos matas y flores y unos muñequitos gorditos y a mi jardín le salieron como una ratas que creo que se están comiendo las flores porque cada día hay menos a pesar de que Ismael y OlgaK se encargan de abastecerlo a diario y, me angustia, no vayan a pensar que soy una ingrata pero ¡es que nadie me dice qué debo hacer!
¡Nadie me dice nada! Debe ser que en lo más profundo de mi ser soy más bien antigua porque sigo creyendo que son sistemas de comunicación, es decir, que si OlgaK me manda una matica yo le puedo responder como se merece: “¡Ay, amiga! Pero que detalle tan lindo. ¿Cómo se llama esta mata tan bella, que nunca la había visto?” Y ella me respondería: “¡Toche, el nombre lo tiene abajo!”. Eso lo intenté pero fue peor porque, no es que una, como señora decente que es, agradece la flor, o el abrazo, o el condón o el pucho de hashish y ya, es que cada vez que se envía de vuelta el regalo en muestra de agradecimiento, lo que le llega al destinatario es otra solicitud de lo que se está mandando ¿me explico? Afortunadamente, aprendemos rápido: ya sé que a nadie le importa si llegó o no, si me hizo feliz el envío o me dio urticaria, lo que importante es que algo salga y algo llegue constantemente.
Ya tengo ciento sesenta y cinco amigos (nada si consideramos que mi sobrino tiene casi seiscientos), apoyo a tres causas, perdí la cuenta de los grupos a los que pertenezco; he sido abrazada, besada, apuchungada y maraqueada infinitas veces; me han regalado desde chocolates hasta viajes alrededor del mundo; he coqueteado con mis sobrinos y le envié un peluche rosado a un hombre serio; me han invitado a tal cantidad de eventos que si digo que sí a la mitad voy a necesitar una beca; le he curioseado la vida a media humanidad y supongo que esa misma cantidad de gente está escudriñado en la mía en este instante y, para que no quede duda, tengo super wall, fun wall, wall y muro; recibo un mismo vídeo alrededor de cinco veces al día; siento que el frágil equilibrio químico de mi organismo puede colapsar cada vez que leo en la sección de fotografías: “Agregado ase dos horas” o cualquiera de los barbarismos oficiales del sitio o comosellame.
Pero sí, ha sido encantador. Retomar el contacto con tanta gente querida, nunca olvidada pero sí perdida en los recovecos de la vida, ha sido el gran beneficio, la gran bondad. Creo que, ahora que los tengo a todos, es tiempo de hacer el click al revés y decirle a Facebook, sin que me quede nada por dentro: “Tienes una invitación de Anablack a salir de su vida”.

---------------
* Horizonte de eventos: es la distancia desde el centro del Hueco Negro donde la velocidad de escape, necesaria para vencer la fuerza de atracción del hueco negro, es igual a la velocidad de la luz. Quiere decir que cualquier objeto ó partícula más cercano al centro que dicha distancia (también llamada radio de Schwarzschild) debería tener una velocidad mayor a la velocidad de la luz para escapar de la atracción y no caer en su centro. Ya que según la Teoría de la Relatividad la velocidad de la luz es la máxima velocidad del universo, ningún objeto ó partícula dentro del horizonte de eventos podrá escapar de la atracción y por tanto caerá al centro del hueco negro y desaparecerá.