martes, 28 de abril de 2009

Paso y gano




Salir de casa con un collar de bolas de plastilina, un gancho para el pelo hecho de palitos de helado, una pulsera de pitillos o un monedero de cachitos pulidos no es ni remotamente lo que una mujer considera el colmo del glamour . Como tampoco la máxima felicidad dominguera sea desayunar, a las siete y media de la mañana, chicharrón de huevo en caldo de aceite, carbón de pan y café frío con nata, todo bañado con el agua que se derramó del vaso en el camino del fogón a la cama. Mucho menos llegar a la cocina y encontrar un campo de batalla culinario donde, sin que se entienda por qué, si el platillo servido no llevaba harina, la haya regada por todas partes; o que el frasco de aceite recién comprado esté vacío y su contenido regado por el piso, las hornillas y las manillas de los gabinetes; o que como en concienzudo inventario, hayan sido sacados
(y usados) todos los utensilios de cocinar, desde la aguja de coser el pavo hasta la olla
de las hallacas.

Después de la sacrificada ingesta del desayuno sigue en el programa la entrega de regalos y tarjetas contentivas de solemnes juramentos de buena conducta y amor incondicional, que duran lo que tarda la mamá en abrigar sospechas, siempre en medio de empujones, de exclamaciones tipo: "la mía primero!'', "ese pitillo es de mi regalo'', o "mamá, castígalo que rompió mi lazo!''.
Si existe un padre viviendo bajo el mismo techo, se recibirá como regalo una de éstas tres inmancables alternativas, a saber: a.- un par de zapatos feos y de otra talla; b.- una dormilona Barbizon como para la abuelita y c.- (entregado con la picardía de quien regala un adminículo pornográfico) ¡una moderna plancha a vapor!

Una vez recogido el maremágnum de papeles, lazos, pitillos realengos y pegotes
de plastilina; luego de hechas todas las camas y limpiada la cocina, se engalana la mujer
con las prendas al comienzo descritas y sale escoltada por sus retozones y ufanos hijos
a continuar la celebración en casa de abuelita, quien ha estado cocinando desde la víspera todo un banquete para saciar el hambre de sus descendientes, que ¡tan bellos! vienen
a agasajarla en su día. Otra alternativa es ir a un restaurante a hacer interminables colas y almorzar volando para desocupar la mesa.

El día de la madre fue invento de un degenerado que odiaba a la suya y que en una noche de creativo desvelo, dio con la manera de amargarle, en un solo día, todo el año.
Lo calculó todo fríamente, desde los regalos inútiles hasta la justificación necia de hacerle un merecido homenaje a Mamá.

A los bomberos no les celebran su día prendiéndole candela a una fábrica de cauchos,
ni a las secretarias obligándolas a organizar los archivos de atrás para adelante. ¨Por qué a las madres nos obligan ese día a ejercer con más frenesí que el resto del año? Merecido homenaje sería que nos dieran el fin de semana libre. Que los reales gastados en zapatos, cuotas iniciales de lavadoras y almuerzos en la calle, fueran invertidos en distraer a la familia y damos el enorme placer de disfrutarlos a distancia.


 
@AnaBlackLl